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Zodiaco
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Calendario Astronómico
En esta imagen nos encontramos con un calendario astronómico. Se trata de un híbrido entre texto e imagen que, al centro, nos muestra la ilustración de un hombre desnudo, cuyo cuerpo es invadido por las imágenes alegóricas de los doce signos zodiacales; a su vez, alrededor, por escrito se ofrece una pequeña descripción de la relación entre estos signos y las zonas corporales donde los vemos situados. A este tipo de imágenes se les conoce como “Hombres Zodiacales”, “Hombres Cósmicos”, “Hombres Astrales” u Homo Signorum. Ilustran la idea que se tenía de que cada signo tenía inferencia directa sobre áreas anatómicas específicas del cuerpo humano. Por ejemplo, Aries gobernaba la cabeza y Leo el corazón, el estómago y la espalda, mientras que Escorpio junto a Venus los genitales y Tauro el cuello y la garganta. Es importante no confundir a los “Hombres Zodiacales” con los “Hombres Planetarios”, ya que, aunque en los Libros de las Horas solían ir acompañados, los planetarios ofrecían, como su nombre lo dice, una guía acerca del efecto de los planetas, el Sol y la Luna en el cuerpo, en tanto a entes celestes, excluyendo lo referente a, por así decirlo, las figuras míticas zodiacales; además, incluían información sobre los humores/temperamentos. En conjunto, fueron importantes apoyos en el diagnóstico y tratamiento de lesiones y enfermedades. Aunque en este caso la imagen data del siglo XV y los Homo Signorum suelen ir asociados a los Libros de las Horas, autores como John Z. Wee, de la Universidad de Chicago, y Matilde Miquel Juan, de la Complutense de Madrid, trazan posibles recorridos históricos de las influencias que envuelven a estas representaciones. Los calendarios cristianos de los siglos VIII y IX, que buscaban estructurar el tiempo tomando como referencia las fiestas de los santos y los ciclos agrarios, pueden tomarse como antecedentes, e incluso puede ser el caso de una tabla babilónica cuneiforme albergada por el Museo Británico, según propone Wee. En otro sentido, el mismo autor destaca cómo estas imágenes pueden hallarse en la Modernidad, por ejemplo, como ilustraciones en almanaques de Benjamin Franklin o de numerosas publicaciones astrológicas actuales. El Hombre Cósmico, además, puede ser leído como una reminiscencia a las ideas griegas clásicas de concebir al humano como una suerte de “microcosmos” en su consustancialidad con el universo. O, por qué no, como una referencia casi directa a la figura de Cristo, tanto por lo simbólico, al ser un cuerpo que se conecta con los cielos, como por lo más simple, como ver que es Piscis quien gobierna los pies y en el dibujo se pudiera ver que el hombre camina sobre el agua. -
Horas de uso de París
En el libro Horae ad usum Parisiensem se describen representaciones del año a través de la Iglesia, además de la combinación de conocimientos e ideologías de la iglesia y la población, se incluían en los libros temas no relacionados con la religión. La tradición astrológica forma parte de estas temáticas que permanecieron en la parte profana y cotidiana, de los libros de horas. Esto debido a que, además de tener el estudio de siembra y cosecha, existió una relación estrecha entre la idea de la divinidad y la bóveda celeste, desde donde parte el Zodiaco. El Zodiaco formó parte de los antiguos conocimientos sumerios de las constelaciones, un sistema independiente repartido cada 30 grados de la elíptica celeste. En todo el manuscrito se pueden observar ilustraciones del Nuevo Testamento, en específico la ilustración de hoja entera del folio 59v donde se observan tres escenas de Cristo: el lavado de pies a Pedro, Cristo con los apóstoles y la última cena. En esta última, los apóstoles no se ven con claridad, pero sí es posible reconocer a Judas con su bolsa de monedas. Parte del estudio de los pensadores de la Edad Media se basa en el análisis del Nuevo Testamento, tal es el caso de San Ambrosio que relacionó a los apóstoles, con las doce horas de la mañana y a Cristo con el día completo. Sobre esta idea Jean Danielou se permitió hacer comparaciones entre las 12 horas, 12 meses, 12 apóstoles y 12 signos zodiacales, algo que previamente había escrito Filón de Alejandría: «Las doce gemas son figura de los doce animales del Zodíaco. Es el símbolo de los doce Patriarcas, [...] como si fueran estrellas y de este modo se atribuye a cada uno su constelación [...] En realidad, cada Patriarca se convierte en una constelación, como una imagén [sic] celeste » (Quaest. Ex, II, 114) Este tema no sólo se encuentra en los Libros de Horas, sino que también ha sido identificado en el tránsito al Renacimiento con la Última Cena de Da Vinci en donde los apóstoles representan a los signos zodiacales y en el Reloj Astronómico de Praga en donde el Zodiaco y los apóstoles son necesarios en la medición del tiempo. -
Horas de uso Romano
En el folio 7r de Las Grandes Horas de Ana de Bretaña, la constelación de Tauro se presenta como un toro acostado de perfil en la parte superior de la hoja. Como corresponde al mes de abril, se observa una mayor vegetación dentro y fuera de la muralla almenada. En la parte inferior derecha está Ana de Bretaña, reina de Francia, sentada probablemente un cojín o asiento invisible en el parterre, tejiendo una guirnalda de rosas blancas y rojas, una actividad usual en las jóvenes nobles de la época. Según la costumbre, la corona de flores que trenzaban estaba destinada a entregarse a un caballero; seguramente, en ese contexto, la corona se la daría Ana a Luis XII. Al lado de Ana, y siguiendo el protocolo, una dama de la corte le ofrece las flores con las que tejerá la corona en un cesto dorado. Al fondo a la derecha, vemos a una doncella recogiendo las rosas del matorral. No es aleatorio que se presente a Ana en un hortus conclusus (huerto cerrado), pues ella misma, al ser noble y reina, debía de ser un símbolo de las “buenas costumbres”; el jardín se convirtió en una alegoría del espacio contemplativo, de recogimiento. Es por ello que, al pintarla dentro, se muestra como una mujer alejada de la frivolidad, devota a su esposo (tejiéndole la corona de flores) durante el otium cum dignitate (ocio, tiempo libre). Por otro lado, Aristarco de Samos (310-230 a. C.) formuló la relación entre los astros y los minerales y metales, después de él, los eruditos se interesaron por encontrar los vínculos entre un signo zodiacal y un determinado color, olor, perfume, flor, etc. Así pues, otro punto a destacar del folio 7r es el tipo de flores que se representan: rosas. Las rosas son las flores de Venus, quien rige la casa de Tauro. Se pensaba que el perfume de las rosas equilibraba las fuerzas afectivas excesivas de los nacidos en esta casa, a la vez que mitigaba las penas de amores que con frecuencia sufrían. El astrónomo árabe Albatenio (Al-Battani ca. 858-929) construyó el sistema de casas astrales y su relación con los elementos, siendo la tierra el elemento perteneciente a Tauro; ahora, la teoría de los cuatro humores (desde Hipócrates fue la más aceptada y utilizada hasta mediados del siglo XIX) sostiene que las personas están compuestas por cuatro humores o líquidos (sangre, bilis amarilla, flema y sangre) y éstos deben estar en balance para gozar de una buena salud. Los humores dentro de la persona también se veían influenciados por el mes en el que nacieron y no sólo por el elemento de sus casas astrales. Santa Hildegarda de Bingen (1098-1179) escribió un tratado de medicina basado en la teoría de los humores, que a su vez estaba influenciada por los elementos de cada signo zodiacal. En él, la santa recomendaba el uso de ciertos tratamientos como sangrados regulares para evitar o curar las enfermedades derivadas del desbalance de los humores en el cuerpo (locura, demencia, parálisis, gota, lepra y fiebre). Así pues, el zodiaco era una poderosa fuerza que influenciaba y modificaba las prácticas culturales y de cuidado en la Edad Media.