Los desposorios de la Virgen
Item Details
1.2 Idioma de catalogación (dcterms:language)
español
1.3 Tipo de objeto (dcterms:type)
pintura
pintura al óleo
1.4 Denominación principal (dcterms:title)
Los desposorios de la Virgen
1.5 Denominaciones alternativas (dcterms:alternative)
2.1 Descripción (dcterms:description)
Técnica: óleo sobre tela
Dimensiones sin marco: 223.5 x 171 cm
Esta imagen recrea el momento del matrimonio entre María y José. La monumental figura del sacerdote ubicado de pie justo al centro del cuadro, encabeza la ceremonia en una escena capturada justo en el momento en que se acercan las manos de la pareja para la entrega del anillo. Un séquito de ángeles músicos y pajes asisten al ritual y desde la Gloria, gráciles angelillos lanzan ramos de azucenas y rosas. La paloma como símbolo del Espíritu Santo vuela muy cerca de la cabeza de José quien porta una vara de la que han brotado ramas con flores de todo tipo.
El pasaje de la unión conyugal no aparece en los textos bíblicos. Evangelios como el de san Lucas apenas dan cuenta de la unión como un hecho del pasado. Es en los Evangelios apócrifos donde se tejió la historia y sus detalles, por ejemplo, el texto conocido como Protoevangelio de Santiago menciona de manera escueta el encuentro entre María y José: Zacarías, el sumo sacerdote, convocó a todos los viudos del pueblo de Judea para que se presentaran en el templo portando una vara y una señal de Dios indicaría quien sería designado como esposo de la Virgen. Cuando José entró al templo, una paloma salió volando de su apoyo y se posó sobre su cabeza. Aunque en un principio José se negó a recibir a la joven virgen, finalmente aceptó el designio divino y llevó a María a su casa. Adicionalmente, el Evangelio de la Natividad de María repite los hechos anteriores pero añade dos datos precisos: que María tenía catorce años y que de la vara de san José brotaron flores al ser elegido por el Señor.
Si bien estas son las fuentes literarias que sustentan la iconografía elegida por Arteaga, es importante mencionar que su imagen deriva también de los diversos modelos en impresos y pinturas que se conocían en la época. Las representaciones de los desposorios de María y José se remontan por lo menos al siglo XV, caracterizadas por la disposición de los tres personajes principales en el centro de la composición. En el Renacimiento, las obras que más contribuyeron a fijar la tradición del tema fueron las de Pietro Perugino y su discípulo, Rafael Sanzio ambas de 1504, tras las que otros artistas en diversos centros europeos hicieron sus propias versiones. En el contexto sevillano donde se formó Arteaga se establecieron convenciones notables respecto a la representación de los personajes que aparecen en Los desposorios. Francisco Pacheco, en su tratado El arte de la pintura [1649], argumenta que José debería ser plasmado como un hombre joven ya que en los pasajes litúrgicos no hay evidencias sobre la edad del santo. En su propia versión de los desposorios, que se conserva en la colección de la Iglesia de la Anunciación de Sevilla, Pacheco pintó un José joven. Arteaga debió conocer esta obra, firmada hacia 1588, y de ahí haberse inspirado para proponer la figura de María cuya posición y gesto, están estrechamente vinculadas.
No obstante, la convención en la correcta representación del matrimonio sagrado dentro de un templo ricamente decorado, con el ábside semicircular sostenido por columnas de mármol y la alfombra de estilo orientalista de lana tejida con diseños de arabescos y tarjas, se debe en realidad, al pincel de Luis Juárez, de quien se conservan dos versiones del mismo tema y cuya producción artística tuvo un papel fundamental para la configuración de la tradición del arte de la pintura en la Nueva España.
El pasaje de la unión conyugal no aparece en los textos bíblicos. Evangelios como el de san Lucas apenas dan cuenta de la unión como un hecho del pasado. Es en los Evangelios apócrifos donde se tejió la historia y sus detalles, por ejemplo, el texto conocido como Protoevangelio de Santiago menciona de manera escueta el encuentro entre María y José: Zacarías, el sumo sacerdote, convocó a todos los viudos del pueblo de Judea para que se presentaran en el templo portando una vara y una señal de Dios indicaría quien sería designado como esposo de la Virgen. Cuando José entró al templo, una paloma salió volando de su apoyo y se posó sobre su cabeza. Aunque en un principio José se negó a recibir a la joven virgen, finalmente aceptó el designio divino y llevó a María a su casa. Adicionalmente, el Evangelio de la Natividad de María repite los hechos anteriores pero añade dos datos precisos: que María tenía catorce años y que de la vara de san José brotaron flores al ser elegido por el Señor.
Si bien estas son las fuentes literarias que sustentan la iconografía elegida por Arteaga, es importante mencionar que su imagen deriva también de los diversos modelos en impresos y pinturas que se conocían en la época. Las representaciones de los desposorios de María y José se remontan por lo menos al siglo XV, caracterizadas por la disposición de los tres personajes principales en el centro de la composición. En el Renacimiento, las obras que más contribuyeron a fijar la tradición del tema fueron las de Pietro Perugino y su discípulo, Rafael Sanzio ambas de 1504, tras las que otros artistas en diversos centros europeos hicieron sus propias versiones. En el contexto sevillano donde se formó Arteaga se establecieron convenciones notables respecto a la representación de los personajes que aparecen en Los desposorios. Francisco Pacheco, en su tratado El arte de la pintura [1649], argumenta que José debería ser plasmado como un hombre joven ya que en los pasajes litúrgicos no hay evidencias sobre la edad del santo. En su propia versión de los desposorios, que se conserva en la colección de la Iglesia de la Anunciación de Sevilla, Pacheco pintó un José joven. Arteaga debió conocer esta obra, firmada hacia 1588, y de ahí haberse inspirado para proponer la figura de María cuya posición y gesto, están estrechamente vinculadas.
No obstante, la convención en la correcta representación del matrimonio sagrado dentro de un templo ricamente decorado, con el ábside semicircular sostenido por columnas de mármol y la alfombra de estilo orientalista de lana tejida con diseños de arabescos y tarjas, se debe en realidad, al pincel de Luis Juárez, de quien se conservan dos versiones del mismo tema y cuya producción artística tuvo un papel fundamental para la configuración de la tradición del arte de la pintura en la Nueva España.
5.2 Creador (dcterms:creator)
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Título | Etiqueta alternativa | Clase |
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Sebastián de Arteaga (pintor novohispano, 1610-1653) | 6.2 Obras relacionadas | E21 Person |